miércoles, 11 de mayo de 2011

Reflexón sobre la imagen corporativa de las principales cadenas de televisión.

Con la llegada a la parrilla televisiva de la Sexta y Cuatro, las innovaciones fueron apareciendo paulatinamente.

La imagen corporativa de la sexta, novedosa en el mundial de Alemania en el 2006, (coincidiendo la tipografía de la mosca corporativa con los números de los dorsales de aquellos jugadores) se fundió con la nueva formula que Andrés Montes narraba y comentaba aquellos partidos. Apodó prácticamente a todos los jugadores de la selección española, posiblemente por no recordar sus nombres sin que nadie pudiera pensar que les faltaba al respeto. Esos motes hoy en día siguen vigente, como tiburón Puyol.
Paralelamente el programa Se lo que hicisteis volvió a romper moldes apostando por el humor de sobremesa, hasta el punto de prohibir nutrirse de otros programas de su competencia, pieza clave como su nombre indica. Hoy día acaban de cumplir 1000 programas pese a las dificultades.



La Cuatro creció paralelamente con la Sexta pero apostando por series de gran éxito internacional. Su reputación es buena, se ha ido forjando a la par que su identidad. Esta identidad ha generado unas estructuras propias a la que nunca renunciarán como separar los deportes de los informativos para así dedicarle más tiempo. Este hecho y apostar por el futbol entre los deportes como se ha visto en los últimos torneos internacionales, el Mundial y en la Eurocopa.

Sin embargo, Telecinco que hoy día pertenece al mismo grupo que la Cuatro, son especialistas en programas del corazón, aquellos que nadie ven y son líderes de audiencia, ha evolucionado su imagen corporativa en torno a esto. También creo que viven de la renta que Gran hermano en sus primeras ediciones dejó.



En mi opinión han roto los esquemas clásicos, han dotado de simpatía a sus programas, han improvisado sin seguir los guiones, han habitado frecuentemente los lugares fuera de campo, han interactuado muy bien con su público objetivo, en definitiva se han mostrado muy abiertos y la cercanía ha sido muy notable.
De todos modos, aunque la imagen corporativa evolucione, debe tener siempre presente lo que le había hecho llegara donde estaba, es decir, no dejar al margen su identidad, hecho que a mi juicio se han cargado. Están siguiendo la regla, pan para hoy, hambre para mañana.
Si el Reputación Instituid o el mismísimo Villafañe, analizara Telecinco vería que, su reputación es pobre, está generando más enemigos que amigos, y el plus añadido con el que dota a sus programas es un recurso limitado.




Por otro lado, Televisión española y su grupo, además de actualizar su imagen corporativa está apostando firmemente por su reputación. Para generar esta, ha eliminado la publicidad, hecho que ha gustado bastante. Ha generado de la nada simpatía hacia su marca. Innovó con programas como España directo y españoles por el mundo que han marcado tendencia. Actualmente está apostando por las “películas sin cortes” y series para un publico maduro y con matices novelescos.


Antena 3, especializada en series de autoproducción para adolescentes es una fábrica de actores, es una cantera del cine español.
Como bien dice el artículo, Antena 3, ha cambiado su imagen, ha evolucionado. Su reputación es la mejor de todas las compañías privadas, a pesar de no ser líder la gente se identifica y tienen cariño por lo que emiten aunque el público al que se dirija pase más tiempo fuera de su casa que en ella. Últimamente también ha apostado por el humor como con “El club del chiste”.

Su identidad constante, se le han ido sumando escalonadamente los atributos de la era 2.0. Este hecho, la cercanía y la interacción son objetivos de esta nueva imagen. Donde más se nota, tanto Matías Prat como yo, es en los informativos donde intentan desarrollar las noticias de pié.


Con todo esto quiero decir, que la imagen que proyecta un canal de televisión no es solo su representación gráfica, ni siquiera audiovisual por muy importante que sea, también hay un gran trasfondo, el porqué lo cuenta, como lo cuentan, los programas que hay y las franjas horarias…
Todo tiene una explicación, hay unas líneas editoriales (bases de identidad) que siempre se deben respetar como si la Biblia fuera, a pesar de los saltos creativos en comunicación, imagen u ambas.
Quién mejor combine todo esto, se llevará el gato al agua.