jueves, 24 de marzo de 2011

Ensayo sobre el articulo “estudiar o afamarse” .

Valores en los medios de comunicación. Valoraciones sin valores.

Mire donde mire produce una visión apocalíptica de mi propia realidad.

En radio o en televisión los valores con los que se trabaja dejan mucho que desear y quedan muy lejos de la familia clásica española.

Hoy día, el mundo intelectual critica a la famosa telebasura, a Belén Esteban y a todos los personajes que de alguna forma u otra son victimas del sistema pero, sin embargo, nadie se da cuenta que ellos mismos forman parte del sistema como ahora más tarde explicare.

Es muy complicado ya distinguir una buena programación de una mala porque quizá no la haya. La gente critica y critica, valora y valora y, opina hasta de la política económica que se lleva a cabo.
El fallo reside ahí, se utiliza unas pautas también impuestas por los medios de comunicación. Dichas pautas son subliminales, se perciben de manera inconsciente y el propio sistema además de generarlo, actúa en consecuencia ofreciéndonos una diversa programación con la que todos estemos de acuerdo y no hacernos pensar, nos dan el pan y el entretenimiento para evitar la sublevación. Ellos ganan con esto una simpleza y una inversión nula. Producen actores en series paupérrimas, los ceban y crían y más tarde los venden para producciones algo más elaboradas y que casualmente también producen las mismas cadenas.

Por ello, mi crítica no se dirige solo a los programas de televisión, sino que tiene una visión sociocultural.

En primer lugar desconocemos la realidad y además no nos interesamos por ella, solo reforzamos nuestros intereses indirectamente. Por ello, cuando nos sugieren unas pautas a seguir o las seguimos o nos dan otras para criticarlas minimizando así cualquier repercusión desfavorable de las masas.

Tanto los programas como las series, vacías de contenido, juegan con unos valores superficiales o valores políticos con los que la gente se identifica y en los que la publicidad se basa empujándonos cada vez más a un precipicio sin salida.
Muchas de estas series de alguna manera tratan de concienciarnos con buenos valores algo impuestos como el respeto y la tolerancia a la inmigración o a la homosexualidad de forma tan explicita que genera aún más recelo para los que la rechazan. Con esto quiero decir que, los valores impuestos y forzados son innecesarios, redundantes y no aportan nada.
Si los valores son vacíos y a veces impuestos las valoraciones agravan aun más la situación actual.
Continuamente me inducen a pensar cada vez más que los valores juveniles están vacíos no solo por actitudes reprochables de la generación del bollicado sino por opiniones sin base o puramente ideológicas por herencia inmediata o por un condicionamiento social temprano, y modelada según el líder de opinión en particular.

Sin duda lo que más provoca una hibernación eterna son los civervicios. Es de intelectual una participación activa en una red social incluso provoca una falso sentimiento de popularidad. Esto mirado así es fenomenal pero lo mejor sucede cuando algún “agregado” llamado también amiguísimo de alguna ocasión, puede destruir la imagen que tanto cuesta conseguir por un simple comentario desafortunado.
Esta costosa imagen es lo que induce al vicio. Tanto esto como las sinfines y creativas aplicaciones que día a día se insertan en estos medios. Solo la comunicación salvaría las funciones ejercidas en estos medios en los que solo por intentar comunicarte puedes sentirte como una princesa del pueblo expuesto a cotilleos y por consiguiente, a unas críticas que se hacen públicas.