domingo, 27 de marzo de 2011

Mi hipotética teoría

¿Es mejor una lengua porque la hablen más personas?

Antes de contestar a esta pregunta tan precisa debemos explicar que entendemos por “mejor”. Como todos los adjetivos, en mayor o menor medida parten desde el punto de vista subjetivo.
Podemos entender “mejor” como sinónimo de calidad, dependiendo de la gramática, del sistema vocálico o incluso si tiene registro escrito, y si es así, según el alfabeto…
Dependiendo de la transcendencia histórica.
Dependiendo si es oficial de un territorio o no.
Dependiendo también del número de personas.

No obstante, en el mundo hay países pobres y ricos, llanos y toscos, como también los hay grandes y pequeños, tanto en territorio como en población. Por consiguiente, no podemos afirmar que una lengua es mejor que otra ni por ser oficial, ni por tener más hablantes ni por haber tenido una relevante historia pasada. Además cabe añadir que la mayoría de las lenguas no tienen escritura.
Sin embargo y desde mi punto de vista, podemos considerar una lengua más importante que otra extrapolándolo al nivel de utilidad ya que en mayor o menor medida es lo fundamental.
Dado el contexto, dependiendo del lugar en el que estemos va a ser más útil el uso de una lengua y no de otra, y por tanto, más importante.

El problema radica cuando en un mismo territorio conviven varias lenguas y las personas que allí residen ejecutan su comunicación con lenguas diversas. En este caso, esas personas tienen la misma cultura pero diferentes lenguas.
En el caso de que las instituciones políticas, educativas o sociales, apoyen más a una lengua discriminando a la otra y repercutiendo así en su retroceso, se le denomina diglosia. Es muy común pero lo más injusto.

En contraposición con la diglosia está el bilingüismo social, que utópicamente propone una convivencia entre lenguas sin una imposición sobre ninguna, apoyando y difundiendo ambas por igual. A la hora de llevar a cabo esta idea, es muy complicado.
Sobre todo depende del interés y curiosidad de la gente de ese lugar en conocer las dos lenguas por igual.
En segundo lugar es necesaria una duplicación de todo lo material para que la gente haga uso de ello con cualquier lengua indistintamente.

El resultado sería la fomentación y el desarrollo por igual de esas lenguas y el fin de conflicto.

Si se pudiera llevar a cabo un bilingüismo social, ¿Cuáles podrían ser sus consecuencias?






Existe la posibilidad que, en el caso de llevarse a cabo un proceso similar al bilingüismo social, en el que se parte como es lógico de una lengua mayoritaria (con respecto a la otra) y la otra minoritaria por tanto, la evolución de estas no sea similar aun estando sometidas a los mismos estímulos.

Esto es, cuando varias lenguas determinan en el mismo contexto las mismas realidades, se produce lo que yo llamo una fusión léxica. Es decir, el intercambio nocivo de palabras o confusión de palabras de una lengua cuando estas utilizando la otra en un determinado discurso.

De todos modos, y para agravar más la situación, puedes partir de la premisa de que ambas lenguas, ya se parezcan en su origen, es decir, que preceden de la misma familia lingüística o por haber estado en contacto más o menos dependiendo de la época, tengan un léxico parecido, un sistema vocálico similar o una evolución fonética paralela.
Me refiero ni más ni menos que la lengua minoritaria podría contribuir a un proceso natural de nutrición de la lengua mayoritaria.

El proceso sería el siguiente.
El primer lugar se confundirían palabras.
En segundo lugar se usarían palabras intentando aplicarlas al otro idioma, como pero y *peró en valenciano y castellano.
En tercer lugar habría un intercambio de palabras en ambas lenguas, es decir, palabras que no existirán en un idioma y en el otro si, si hubiera necesidad, se producirían calcos lingüísticos y procesos similares.
En cuarto lugar, los hablantes tenderían a seguir las estructuras de la lengua mayoritaria aun mezclando palabras de ambas lenguas.
Estas dos lenguas evolucionarían en paralelo si ninguna institución fomentara las diferencias.
Por último lugar, el idioma mayoritario acabaría imponiéndose sobre el minoritario tras fusionarse con este. Este proceso se daría en un mínimo de 5 generaciones.

Mi hipótesis de convergencia lingüística a partir de una situación utópica no deja de ser también utópica. Todas lenguas tienen el proceso natural de divergencia, en el que en algunos años de un idioma brotan otros como surgió con latín y el castellano, pero nunca en el mismo territorio, con la misma gente y con dos lenguas en igual de condiciones.

Con todo esto quiero cuestionar la supuesta solución más justa a la hora de la convivencia entre dos lenguas. Por ello, si lo utópico me parece muy cuestionable, más cuestionable aún serían los supuestos beneficios de la diglosia.